Antonio Caramagna es un ser humano inigualable, una persona con los más altos valores éticos arraigados con una profundidad única, porque él los hacía Vida y los trasmitía en cada ámbito y con cada persona con la que le tocaba estar.
A partir de su inteligencia y claridad intelectual se hizo vital en la construcción de Johnson Acero desde sus orígenes cuando se convirtió, hace más de 30 años, en mi mano derecha y mi mano izquierda, como lo define nuestro Fundador.
Incansable trabajador, disfrutaba como ninguno el estar en la empresa, enfrentar las dificultades del día a día pregonando siempre el trabajo en equipo, uno de sus conceptos más arraigados y que comunicaba con profunda convicción: “es la manera más perfecta de demostrar la verdadera inteligencia”, decía.
Ha partido un Conductor, un Guía, un Padre, un Hermano, un Amigo, un Educador, un Maestro. Antonio Caramagna fue, es y será todo eso para quienes formamos parte de Johnson Acero.
Te extrañaremos mucho, querido Antonio.
Desde el Alma.